sábado, 25 de septiembre de 2010

Un cuento de Navidad




Erase la navidad de 1994, la familia de mi madre era un terruño de jóvenes adultos, los cuales apenas solo mi mamá tenía a su primer hijo, osea se yo, mientras que mi tío y mi tía empezaban a tener su familia con solo una niña y un niño respectivamente.

Era un día de esos que corría el viento frío en la ciudad de Madero Tamaulipas por el invierno, a pesar de ser una ciudad porteña, lo helado del soplo de la naturaleza golpean en la cara con su humedad, un frío rico acompañado de un olor a sal, la familia se reúne por la mañana para hacer los preparativos de la cena navideña para recibir otro nacimiento del pequeño niño Dios y claro la llegada de Santo Clos, en donde cada uno de los hermanos de mi madre deciden que platillo y bebidas traer para comenzar el jolgorio. Mientras que mi abuelo mata un gran pavo pechugón, el cual empieza a llorar como si supiera que fuera a ser navidad y sus días estaban contados, mi abuelo el señor Lugardo pensionado de CFE, lo toma de su cuello, yo lo miro con una gran confusión, ¿Preguntándome porque lo mata?, ¿Porque lo agarra de su cuello? Y de repente me da miedo ver, por que el empieza a levantar esa pequeña hacha, entonces se oye un tremendo ¡cuaracuara!, el sonido acompañado con unos chorros de sangre los cuales regurgitan de su cuello, al momento de soltarlo el pavo sale corriendo mientras que el flujo de sangre disminuía lentamente, entonces mi abuelo procede a desplumarlo y entregárselo a mi abuela para que lo empiece a cocinar.

Pasando de ver esa tremenda escena mis pequeños primos y yo el mayor nos ponemos a hacer nuestra carta de navidad, recuerdo haber pedido una tortuga ninja, que con mucha ilusión yo veía por la televisión en el canal 5, en cambio mi prima pide una Cabapage una de esas muñecas cachetonas de los años 90s y mi primo que aún no sabe escribir me dijeron que le pusiera unos muñecos de Winnie Pooh para su regalo, colocamos las cartas en el pinito y continuamos con nuestros pequeños juegos infantiles, viendo a Juanito Escarcha por canal 7 del golfo.

Después de algunas horas, era el tiempo de meterse a bañar los pequeños críos para que se pongan a disfrutar esas horas de rezos y canticos para recibir al pequeño niño Dios, mientras que mis primos y yo sostenemos un pesebre representando a los peregrinos, Jose, Jesús y María, cantando aquella que dice: Os pido posada…

Pasando un rato fuimos a romper la piñata de carrizo, hecha por mi abuelo el cual el mismo fue a la laguna a cortar el carrizo, una estrella de 5 picos, que representaba la estrella de Belem con un hermoso 94 acompañado de una flor de noche buena hecha de papel y claro no puede faltar la cena, todo el mundo comiendo aquellos exquisitos manjares cocinados por cada una de las féminas de mi familia, una rica y suculenta pierna de puerco, un delicioso pastel de carne, por supuesto el pavo recién asesinado no podía faltar. Todos comiendo y riendo, disfrutando una suculenta cena de navidad, la música empieza a subir de ritmo, de los canticos peregrinos navideños pasamos a las cadenciosas “Sonoras Tropicanas” que se disfrutan en las ciudades playeras, donde empezamos a bailar, primos con tíos y abuelos, aparte todos aquellos vecinos y amigos colados del vecindario, dando así alrededor de las 12:00 de la noche, el intercambio de regalos se hace presente, los tíos dan a los sobrinos, los hermanos con hermanos, los amigos con amigos, todos unidos bajo el símbolo de la unidad y un pequeño gesto material, terminando el intercambio de regalos es la hora para que los cachorros duerman, para que se vayan a cama y esperen a que el rojo panzón les entregue sus presentes.

Entonces unos gritos y mariachis ensucian el ambiente, era uno de mis tíos balanceándose de un lado a otro sosteniendo una botella, como si esta fuera la que lograra mantener en pie a mi tío menor, nunca había visto a alguien así, se veía chistoso, aunque raro, mi madre asustada me dice: ¡vuélvete a dormir niño!, haciendo caso me regreso a la cama, al paso de unas horas y no poder conciliar el sueño bajo tremendo escándalo, escucho unos pasos, era mi padre, el cual recogía las cartas de cada uno de mis primos y mía, mientras dejaba los regalos, entonces me despierto y le digo: ¿Papá, donde esta Santa Clos?, el me miraba como si no quisiera romper mi ilusión y me dice: Mijo, Santa Clos, no… no quiso despertarte, por eso el me dio los juguetes para que no  te despertara, entonces felizmente veo mi tortuga ninja, y le digo: está bien papa, me voy a dormir para jugar con mis primos cuando me despierte.

Al despertar, después de una tremenda desvelada veo a mis tíos y padres en la sala dormidos, ya que la casa era pequeña, todos están dormidos cansados de tanto ajetreo, mientras que mi abuela me dice: ¿No quieres que te prepare algo de almorzar?, y le digo: claro abue, por favor sírvame pastel de carne con ese pure de papas que tanto me encanta. Ella me lo sirve y yo degusto todo ese delicioso platillo, cuando lo termino me dirijo al pinito a ver mi regalo y admirar los otros presentes de mis primos, tomo mi tortuga y me salgo a jugar al patio, yo imaginaba que mi tortuga estaba entre la jungla aunque en realidad eran los crótalos de mi tía, en eso iba pasando un pequeño niño, algo triste con una chamarra desgastada que buscaba algo entre las bolsas de la basura que quedaron de aquella fiesta y le pregunto: Que te trajo Santa Clos?, no quieres jugar conmigo?, el me contesta: ¡Santa Clos no existe!.


2 comentarios:

  1. Estuvo chido el relato, todo muy emotivo, despierta la añoranza de los días más felices del ser humano: la infancia. Claro. Cuando no habían tantas preocupaciones ni presiones.
    Aunque no nos podemos quejar, nos tocaron años buenos.
    Lo del pavo, pa´la madre, eso si es traumático. Nunca he visto como matan a un pavo, pero si a un cerdo, y es algo que se te queda grabado para toda la vida.
    No entiendo como es que la gente se insensibiliza...y como es que no sentímos culpa mientras los digerimos entre sensaciones de placer y deleite, jehjé.
    Lo del niño que andaba recogiendo la basura al final se la sacó. ¿Así o más pinche? Jah, aquí en Tampico eso es muy común encontrar, gente que no sólo trata de convencerte sino adoctrinarte: "No hay Dios, no hay esperanza, no hay amor, no hay amigos de verdad, no hay futuro...étc-etc"
    Pero al igual que lo dice el documental de Olayo Rubio, hay gente que sufre depresión orgánica, así porque sí.
    Estuvo chido tu relato canijo, ah y por cierto, al parecer es en Escandinavia donde encontramos los verdaderos orígenes de Santa, muho antes de que apareciera el viejito bonachón, los antigüos nórdicos creían en la existencia de un Nisse (en noruega) y tomte (en Suecia), que más bien parecen como duendes pero prácticamente su función era la misma. A veces los aldeanos le dejaban comida por las noches, y este duendecillo les cuidaba los rebaños, les ayudaba con lo que necesitaran, como leña, cosas y eventualmente, regalos. O algo así.Claro que con el tiempo y hasta la fecha el Nisse sigue siendo un duende, pero su vestimenta es idéntica a la de Santa Claus.
    Motivos capitalistas, ya sabes.
    En fin, saludos canijo, que este bien y te repito, estuvo muy bueno este escrito de hoy. Gracias

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  2. Y hablando de mariachis y borrachos que no dejan dormir...hehe, por ahí suena uno afuera...Al parecer hubo quienes decidieron seguirle a las celebraciones de las fiestas patrias...
    Está bien, mientras no sean ruídos de granadas, metrallas y demás, todo está bien =).
    Saludos ese!

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